jueves, 8 de febrero de 2007

Rey

Cuando ascienda a lo más alto,
de esas colinas en las que hay castillos,
recordaré tu rostro y mandaré a buscarte.
¿No ves quien soy ahora?, soy el rey;
que lo cuelguen porque no es creyente,
todas la noches rezaba hacia el cielo,
cuando el cielo esta justo aquí en mis ojos.
¿Un parpadeo al mirarme?, ¿acaso te doy sueño?,
dormirás para la eternidad entonces.
En el mercadillo los comerciantes sucios comercian,
los niños pobres comercian,
todos los comercios en mi bolsillo por mantenerlos vivos,
sus monedas para acariciar mis ruegos.
¿Como puedes interrumpir tan bellas palabras al hablar con esos labios?,
que le quiten la cuna de besos, este humano no merece sentimientos.
¿Opinar?, ¿como te atreves a opinar, cuándo mis palabras son sagradas?,
que lustren mis zapatos para patear en su esmero;
en el bosque oscuro entierrenlo, envuelto en pieles de animales indignos,
para una indigna alma;
bien al fondo para que no pueda volar,
bien al fondo para que no se escuchen sus ruegos.
¿Necesito una venda para evitar ver su fealdad?,
los de las casas grises necesitan bajar sus miradas,
que no son merecedoras de ver mi oro brillar.
Que saquen los desechos donde no pueda verlos,
que maten a los niños que creen merecer llorar,
que me muestren un mundo perfecto, porque detesto la fealdad.

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