Camina hacia tu obligación, ya es hora,
hora de trabajar.
No te hace un buen hombre soñar,
porque los sueños no te alimentan.
Levántate sin armas y mírate al reflejo,
porque seguirás viéndote igual.
Camina con tu misma obligación, otra vez
y guarda el espíritu donde no puedas verlo.
Acostúmbrate al corte de cabello
y a las caras grisáceas, ya es hora,
hora de abonar
un lugar para dentro de muchos años,
donde pueda culminar el lento suicidio,
que día a día intentas sobrellevar,
y que puedes cambiar, antes
mucho antes,
antes,
mucho antes.
Hey despierta, ya es hora de despertar;
hora de asegurar
un cajón a tu medida y unas flores
que nunca tienes tiempo de regar.
No te hace un buen hombre querer,
porque los sentimientos ya no te afectan.
Levántate aburrido y aguántate el vacío,
porque seguirás sintiéndote igual.
Camina con tu misma obligación, otra vez
y guarda tus latidos donde no puedan latir.
Acostúmbrate a las lágrimas,
café y aspirinas, ya es hora,
hora de fumar un poco más,
para permanecer enardecido por muchos años más,
donde puedas culminar el lento suicidio,
que día a día intentas soportar
y puedes cambiar, antes
mucho antes,
antes,
muchos antes.
hora de trabajar.
No te hace un buen hombre soñar,
porque los sueños no te alimentan.
Levántate sin armas y mírate al reflejo,
porque seguirás viéndote igual.
Camina con tu misma obligación, otra vez
y guarda el espíritu donde no puedas verlo.
Acostúmbrate al corte de cabello
y a las caras grisáceas, ya es hora,
hora de abonar
un lugar para dentro de muchos años,
donde pueda culminar el lento suicidio,
que día a día intentas sobrellevar,
y que puedes cambiar, antes
mucho antes,
antes,
mucho antes.
Hey despierta, ya es hora de despertar;
hora de asegurar
un cajón a tu medida y unas flores
que nunca tienes tiempo de regar.
No te hace un buen hombre querer,
porque los sentimientos ya no te afectan.
Levántate aburrido y aguántate el vacío,
porque seguirás sintiéndote igual.
Camina con tu misma obligación, otra vez
y guarda tus latidos donde no puedan latir.
Acostúmbrate a las lágrimas,
café y aspirinas, ya es hora,
hora de fumar un poco más,
para permanecer enardecido por muchos años más,
donde puedas culminar el lento suicidio,
que día a día intentas soportar
y puedes cambiar, antes
mucho antes,
antes,
muchos antes.
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