Perder la conciencia en los jardines desiertos,
eso me gustaría en las noches de luna;
si me quiero lo suficiente los cielos no quebraran
y podré tener otro de esos amaneceres lluviosos.
En donde nos veremos soplará el viento
y las personas no tendrán rostros ni sonidos;
enséñame donde guardas la emoción y guárdame;
las palabras son mariposas que mueren en el olvido.
Es un largo camino donde no hay civilización,
que pueda arreglar los silencios en donde no hay murmullos;
al mirar el suelo despierto,
son mis piernas con botas negras las que arrastran.
Antes de que llegue la mañana, debo destilar el karma en un té,
no puedo vivir a base sueños y niños perdidos que han muerto;
inhalando rayos lunares me mantendría erguido,
perdido en la confusión de los tiempos dementes, pero no feliz.
En los valles la gente consigue sabiduría barata
y miran a los ojos débiles cuando señalan;
las sensaciones extrañas han durado años
y no hay nadie a quien culpar, a la vista buscando en el final.
Jugando al triste por años he logrado entristecer;
nunca pedí jugar, nunca pedí apreciar el cielo,
pensando en los lugares donde nadie piensa,
nunca pedí querer cambiar el mundo, ahora quiero y no me creo.
En las líneas de tintas de papeles sin vida,
espero tranquilo mientras todo termina,
sentado solitario el viento se desvanece
y antes de caer en la inconciencia las almas desaparecen.
eso me gustaría en las noches de luna;
si me quiero lo suficiente los cielos no quebraran
y podré tener otro de esos amaneceres lluviosos.
En donde nos veremos soplará el viento
y las personas no tendrán rostros ni sonidos;
enséñame donde guardas la emoción y guárdame;
las palabras son mariposas que mueren en el olvido.
Es un largo camino donde no hay civilización,
que pueda arreglar los silencios en donde no hay murmullos;
al mirar el suelo despierto,
son mis piernas con botas negras las que arrastran.
Antes de que llegue la mañana, debo destilar el karma en un té,
no puedo vivir a base sueños y niños perdidos que han muerto;
inhalando rayos lunares me mantendría erguido,
perdido en la confusión de los tiempos dementes, pero no feliz.
En los valles la gente consigue sabiduría barata
y miran a los ojos débiles cuando señalan;
las sensaciones extrañas han durado años
y no hay nadie a quien culpar, a la vista buscando en el final.
Jugando al triste por años he logrado entristecer;
nunca pedí jugar, nunca pedí apreciar el cielo,
pensando en los lugares donde nadie piensa,
nunca pedí querer cambiar el mundo, ahora quiero y no me creo.
En las líneas de tintas de papeles sin vida,
espero tranquilo mientras todo termina,
sentado solitario el viento se desvanece
y antes de caer en la inconciencia las almas desaparecen.
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