jueves, 8 de febrero de 2007

Crepúsculo

Tendidos al sol,
los cuerpos sin vida,
viviendo una vida carente de sol.
Sumidos en el interior de una lágrima,
destinada a morir antes que la voluntad decaiga.
Humanos sin vida, simulando humanidad,
pretendiendo tener un alma
que no se puede comprar,
deseando tener un espíritu
que no se puede engañar;
guardados en sus interiores abstractos,
donde hace tiempo abandonados quedaron.
Surrealista realidad en el aire,
tan espesa como la crema
pero no tan dulce;
dejando percibir los suspiros desinteresados,
que envician el ambiente y quitan su color;
dejando entrever la pureza de las cosas,
que muestran la esencia y la fealdad
de un corazón pensador que bombea dolor
y que a perdido el brillante color rojo,
que únicamente la soledad le brinda.
Mirando al sol muerto
los cuerpos de carne,
aferrados a una felicidad vacía de ecos,
alimentados por la conformidad
ante sus sueños desechos,
soñando despiertos, ya no soñar más,
perdiendo lo único
por lo que vale la pena soñar,
siendo lo único, por lo que vale la pena
ya no respirar;
extrañando una luz
que ya no pueden recordar,
porque pertenecía al humano que pertenecían
y que hace tiempo dejaron morir sin paz.
Los relojes siguen marchando
sin derretirse al calor.
Los cuerpos sin vida
tendidos al sol,
continúan sonriendo, continúan muriendo
derritiéndose lento
bajo el sol muerto.

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