Noches sin estrellas...
Un alma se poso sobre una roca, sobre mi roca vieja donde solía sentarme a pensar.
¿Quien eres? -Replique sorprendido-
Tu alma -respondió-
Yo no tengo alma, soy un hombre muy malo -consteste endureciendo la voz-
No eres malo, estas dolido -contesto con apacible amor-
-¿Yo dolido?, ¡Imposible!, si no tengo corazón.
-Tú herido, afligido, en este instante señor.
-¡¡¿Y como sabes que estoy herido extraño merodeador?!!.
-Por tus ojos, el dolor.
-¡No sabes de que estas hablando!.
-Soy tu alma, soy vos...
1 comentario:
Pasé a dejarte las gracias por tu visita extraño sin sonrisa y te encuentro en sentido coloquio con un alma que bien puede no ser la tuya.
Genial saga de castores que me has dejado, la he leído y releído y me sonrío al encontrarme también de frente con uno de mis lados oscuros.
Escribes bien flaco, a ver si un día de estos lo invito a tomarse unas cervezitas virtuales allá por la casa del castor dnde no siempre es todo tan armonioso.
Te dejo mis saludos en tus campos de mirra.
Publicar un comentario